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Regreso al iPod Touch
Durante un mes, un usuario decidió desconectarse del streaming musical y volver a usar su viejo iPod Touch. Sin Wi-Fi, sin recomendaciones automáticas, sin publicidad. Solo canciones descargadas, auriculares con cable y una lista cuidadosamente seleccionada. El resultado fue un redescubrimiento inesperado: escuchar música volvió a sentirse intenso, íntimo y real.
En una era dominada por Spotify, Apple Music y YouTube, el iPod Touch parece una reliquia. Sin embargo, esta experiencia demostró que la dependencia del streaming ha cambiado la forma en que consumimos música. Antes, escuchar un álbum completo implicaba atención y emoción; hoy, el algoritmo decide por nosotros qué suena después.
El retorno al iPod implicó un proceso más artesanal: buscar los archivos, transferirlos por cable y organizar listas manualmente. Puede parecer tedioso, pero eso precisamente lo volvió más especial. Cada canción elegida tenía un propósito, cada álbum contaba una historia completa. No había distracciones, ni notificaciones, ni la tentación de saltar de tema en tema.
Además, el sonido. Muchos olvidan que los iPods fueron diseñados con una calidad de reproducción notable para su época. Con auriculares adecuados, la diferencia frente al streaming comprimido se nota. La música sonaba más cálida, más presente, menos filtrada por la digitalización extrema.
Tras ese mes de prueba, el usuario aseguró no extrañar Spotify. Lo que perdió en comodidad lo ganó en conexión emocional. Escuchar música sin internet se convirtió en una especie de ritual: sin pantallas, sin algoritmos, solo tú y la canción.
El experimento concluye con una reflexión potente: la nostalgia no es solo mirar atrás, sino recuperar prácticas que tenían sentido. El iPod Touch, en pleno 2025, no es un símbolo de retroceso, sino de resistencia ante el consumo automatizado. Y quizás, justo ahí, esté su magia.

